Jugaron la Reina

(Acto II Campo-Gobierno)
Por Susana Merlo
Campo 2.0
05/03/2008

Tal vez Eduardo Duhalde, aparentemente un eximio en el arte del juego ciencia, el ajedrez, pueda interpretar mejor que nadie lo que ocurrió el martes cuando, sorpresivamente, Cristina Elizabet Fernández de Kirchner, irrumpió en la mediática reunión de sus ministros, Florencio Randazzo y Débora Giorgi, con los dirigentes agropecuarios de la Mesa de Enlace.

Antes de eso vale la pena destacar que las medidas/anuncios de este nuevo encuentro fueron exactamente los mismos que los del martes anterior (Ver Campo 2.0 Extra 2/3). Apenas un par retoques, hay que reconocer que algo más que cosméticos, que incluyeron la supuesta eliminación del precio de corte para las exportaciones de leche, y una rebaja de 10 puntos en el anacrónico “encaje” para las de carne vacuna, que teóricamente bajaron de una exigencia de existencia en cámara de 75% a 65%, para conseguir el permiso para exportar.

El resto, todo igual.La primera pregunta que surge entonces es: si la semana anterior, ante esa oferta, la respuesta más optimista del sector había sido: “4 puntos sobre 10”, ¿por qué ahora eso mismo pretende leerse como un gran acuerdo?.Lógico que es muy positivo el hecho de retomar el diálogo, y también que las máximas autoridades del país se involucren directamente en las negociaciones (para evitar, entre otras cosas, el efecto “teléfono descompuesto”), pero Cristina Fernández apareció allí por convicción?, ¿la decisión fue de ella, o la mandaron?, ¿Por qué?.

Para los más perspicaces, el hecho de que un par de horas antes del encuentro, ya en la misma apertura del mercado cambiario, el dólar pegara un repentino salto y mantuviera su tendencia alcista, a pesar de los intentos de contención por parte del Banco Central (que solo logró “domarlo” al cierre de la jornada, y cuando ya había trascendido la “visita”), no es una casualidad.

Tampoco lo era el hecho de que varias empresas de primera línea tuvieran en sus manos, en ese momento, las proyecciones de dos escenarios: con acuerdo, y sin acuerdo con el campo, para evaluar la actividad económica de los próximos meses, tanto así el peso político que parece pasó a tener ahora el interior.En ese contexto entonces, el tema no sería solamente el “malhumor” y el escozor que el campo (y el resultado del año pasado con la Resolución 125), aún genera en el equipo presidencial.

Se trataría, más vale, de un tema mucho más inmediato y concreto, la contención –o no- de la política económica.Ahí se jugó a la Reina. Se la puso en el medio del tablero. Expuesta.Naturalmente casi se obligó así a un repliegue de quienes hasta ahí lucían como avanzando. Se ganó tiempo, pero jugar a la Reina también es indicador de poco resto, cuando no de jugada desesperada. Después, solo queda el Rey.En medio de la conmoción internacional, con una casi dramática caída del comercio externo, y con una capacidad de reacción evidentemente demorada, ¿era razonable, entonces, mantener una actitud pública de confrontación?.

La respuesta obvia es “no”. Aunque la pregunta sigue en pie ya que, si bien parece haber un cambio externo en la actitud oficial, el hecho que se materializa sigue siendo el de la división y el enfrentamiento, ahora, intrasector. Y en ese sentido, una de las cosas graves que le puede pasar al Gobierno es fracturar a la Mesa de Enlace y debilitarla, ya que así, no solo se quedaría sin interlocutor real, sino que además se le anarquizaría más aún la protesta del interior, justo en medio de una crisis mundial y del recalentamiento de la mayoría de las variables internas.

Mal negocio