Sunday, May 10, 2009

Verbitsky muerde la
mano que le da de
comer (la soja
transgénica) pero
no devuelve
el sueldo

El empresario-político Hugo Franco siempre recuerda que cuando tuvo que entrevistarse con Horacio Verbitsky, en los años '90, quien los presentó fue Felipe Solá, quien conocía a Verbitsky. Sin embargo, en el siglo 21, el columnista del diario Página/12 y presidente del CELS asume el rol de periodista crítico de Solá, aún acerca de lo ocurrido durante los años '90: toda una curiosidad.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Desde el inicio del conflicto agropecuario, el diario Página/12 inició una ofensiva permanente contra los cultivos transgénicos.
El objetivo fue presentar al campo, en general, como contaminador del eco-sistema. En cuanto a Monsanto, es una empresa contra la que cargó el kirchnerismo bastante antes, cuando Néstor Kirchner quería expulsar a Roberto Lavagna del gabinete nacional. El kirchnerismo sostenía que Lavagna era consultor de Monsanto.

Los avances en el uso de herbicidas y fertilizantes, que es la clave de las semillas transgénicas, permitió una revolución en la exportación agrícola argentina desde los años '90.
A partir del año 2002, Eduardo Duhalde comenzó a aplicar fuertes retenciones sobre la exportación agrícola en general. Néstor Kirchner profundizó esa decisión de financiar el ineficiente Estado argentino con el producido por el supuestamente 'contaminante' campo argentino.

El diario Página/12 es financiado por el Estado argentino, que lo beneficia con un volumen publicitario desproporcionado con la pequeña tirada neta paga que tiene el matutino, que funciona como vocero político de los Kirchner.
O sea que una parte (probablemente importante) de los gastos del diario Página/12 se pagan con ingresos fiscales producidos por los cultivos transgénicos que Página/12 cuestiona.
Si la ética existiera en periodistas como Horacio Verbitsky o revisan sus cuestionamientos o renuncian a que Página/12 se financie con el producido por derechos de exportación o ellos trabajan gratis.

Con la campaña electoral avanzada, Verbitsky le solicitó una entrevista a Felipe Solá, su viejo conocido solamente que Solá ya no es kirchnerista y Verbitsky lo es más que nunca. El objetivo de Verbitsky, en la entrevista, es intentar erosionar a Solá demostrando que hubo irregularidades en los expedientes de autorización de todo lo vinculado a las semillas transgénicas.

Sin duda que todo lo vinculado a los cultivos transgénicos hay que investigarlos con minuciosidad. Hay sospechas y denuncias sobre todo lo transgénico y es bueno investigarlo con objetividad y adoptar medidas en consecuencia. Urgente24.tv ofrece múltiples videos de Greenpeace que arrojan sospechas acerca de Monsanto, pero es condenable la manipulación político-electoral de un tema tan importante para el campo argentino.

Aqui va la más reciente crítica de Verbitsky a la soja transgénica que alimenta al diario y ayuda a pagar el salario de Verbitsky:
El ex secretario de agricultura Felipe Solá, quien en 1996 autorizó la introducción de la soja transgénica resistente al glifosato, había realizado antes el estudio de campo para Monsanto en una investigación de mercado sobre el Roundup, la marca de la transnacional estadounidense para el glifosato. Así lo explicó el propio Solá, en la entrevista que se publica aquí. También confirmó el rol decisivo del ingeniero Héctor Huergo en la introducción de los cultivos industriales, el pesticida de Monsanto y los biocombustibles, que Solá engloba con algún pudor como “incorporación masiva de tecnología”.

El nombre de Solá no figura en el estudio, que comprendió viajes suyos a varias provincias, porque, según dijo, fue un colaborador part-time del ingeniero agrónomo Marcelo Regúnaga, quien sí puso su firma en el trabajo. También dijo que no tuvo contactos posteriores con Monsanto y que no le ofrecieron sobornos para su autorización. La lectura del expediente administrativo, consumado en apenas 81 días y antes de que se firmara el dictamen jurídico, con 136 desordenados folios, de los cuales 108 corresponden a un trabajo de Monsanto sobre su producto, que ni siquiera fue traducido al castellano, justifican la pregunta al responsable.
Consultado para esta nota, Regúnaga confirmó la participación de Solá en el estudio, cuyo propósito era estimar cuánto podía crecer la demanda de herbicidas, entre ellos el Roundup, que no era el único que comercializaba Monsanto. Solá, que era ayudante en la cátedra de Administración Rural de Regúnaga, colaboró en la consultoría y viajó a Tucumán para entrevistar a productores de caña de azúcar. En la región pampeana el cuestionario se presentaba a productores de maíz y soja, que aún no era el cultivo principal. Según Regúnaga fue un pequeño estudio técnico exploratorio que se realizó en pocas semanas, cuando Monsanto era una empresa más orientada a los químicos en general que al agro y no existían los transgénicos. Los herbicidas se usaban para combatir ciertas malezas permanentes, muy difíciles de controlar, como el sorgo de alepo y el gramón. El impacto del glifosato era bajísimo y no se podía estimar todavía la magnitud de uso que tendría en los noventa, agregó. En 1989, cuando el presidente Carlos Menem le encomendó la Secretaría de Agricultura y Pesca, Solá designó a Regúnaga como su principal colaborador. Regúnaga es un entusiasta defensor del producto de Monsanto, de lo que se informará en otra nota.

Solá dice que no se arrepiente de nada de lo actuado y cuestiona la política seguida por el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner y de CFK, o su ausencia, y plantea un debate sobre la introducción de los cultivos transgénicos y la forma en que se manejaron, cuando él ya había dejado su cargo.

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