Thursday, May 07, 2009

EXPERIENCIA MODELO DE
COMERCIALIZACIÓN OVINA
AL SUR DE BUENOS AIRES

En la localidad bonaerense de Ayacucho, un grupo de criadores ovinos participó de un proyecto modelo de comercialización en el marco de la Ley Ovina. El operativo se coordinó de manera efectiva, a través de una gestión integrada entre el Estado, los productores y el sector comercial. El director nacional de Ganadería, Luciano Di Tella, se reunió el martes pasado con los protagonistas para analizar la experiencia y pensar su continuidad a futuro.

Con más de 600 productores y un stock de 90.000 cabezas, Ayacucho presenta un importante potencial para la actividad ovina. Colocar los corderos en el mercado, sin embargo, no es tarea sencilla, y las ventas suelen hacerse por animal, sin tomar en cuenta parámetros de peso o calidad.



Para ensayar a pequeña escala un mejor sistema comercial, en diciembre del año pasado se puso en marcha un proyecto piloto que implicó una gestión conjunta entre un grupo de productores cabañeros asociados, una empresa comercializadora y la coordinación nacional y provincial de la Ley Ovina. En total se vendieron 51.250 kg. de carne (cordero, borrego y oveja) a un valor de 442.637 pesos. El 70 por ciento de ese monto se prefinanció con fondos de la Ley, teniendo la empresa un plazo de 6 meses para realizar la devolución. El precio se fijó con anticipación entre todas las partes, en base a parámetros de calidad y tipificación. Como resultado, los productores obtuvieron un valor muy superior al que reciben habitualmente en le mercado, donde no rigen estos criterios.


Con el objetivo de realizar un balance del proyecto, productores y miembros de la empresa comercializadora se reunieron el martes en Ayacucho con el director nacional de Ganadería, Luciano Di Tella; el director de Ganadería de la provincia de Buenos Aires, Oscar Sánchez; el coordinador técnico nacional de la Ley Ovina, Pablo Lima; y su par provincial, Manuel Lamboglia.
“La iniciativa fue sumamente positiva, porque los productores obtuvieron un mejor precio y acumularon experiencia sobe el tipo de animal que necesita el mercado y los rendimientos que tienen las distintas razas y categorías”, sostuvo Di Tella. “La idea es continuar el proyecto durante este año, ampliándolo hacia otras regiones para que puedan beneficiarse más productores”.


Pablo Lima, por su parte, consideró que “el gran logro fue haber podido comercializar la producción a través de una mesa de gestión integrada por el Estado, los productores y el comercializador, donde se definió precio, logística, contratos y tipificación. Eso es innovador y esperamos que el proyecto persista y se expanda”.


Para Manuel Lamboglia, “el productor comprendió que es mejor vender en volumen que por animal, mientras que la empresa consiguió dar continuidad a su negocio al contar con una oferta sostenida”. Siguiendo esta idea, Roberto Boffi, representante de la comercializadora Productos de Patagonia, señaló que “fue fundamental haber podido contar con una ayuda económica de la Ley Ovina para mantener la oferta y obtener un cordero de calidad. Además se trabajó con un sistema comercial totalmente transparente, donde los productores tuvieron conocimiento del funcionamiento de toda la cadena hasta el eslabón final”.


Potencial para crecer
En Ayacucho se analizó también la situación actual de la producción ovina, su potencial para crecer y también sus principales limitaciones. Quienes participaron de la reunión consideraron que existe en el mercado interno un espacio interesante para desarrollar, pero que para eso se necesita salir de la estacionalidad y tener una presencia constante en las góndolas. Hoy el cordero se vende principalmente en restaurantes y hoteles de alta categoría, y tiene un consumo promedio de 500 gramos anual por habitante.


En este sentido, Di Tella consideró necesario disminuir la estacionalidad de la producción, “a través de ajustes del sistema de la producción o stocks en el sector comercializador, con el objetivo de lograr una oferta más constante que nos permita aumentar el consumo de carne ovina”.


La estrategia consiste en apuntar a un producto masivo (no premium) que se presente como opción accesible al consumidor y que pueda ser una alternativa frente a la carne vacuna. Lo ideal sería obtener un cordero con más carne y menos grasa, verdadero desafío para una zona que presenta condiciones diferentes a las de la Patagonia.

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