Monday, May 10, 2010

El consumo per cápita de carne bajó de 70 a 56 kg anuales por el shock de precios

"Mientras persistan los problemas estructurales de oferta, el precio de la carne será sensible a la suba ante nuevos shocks de demanda", advirtió la consultora Ecolatina en su informe semanal. El aumento del precio de los alimentos entre diciembre y marzo superó el 15%, registrando la mayor suba desde 2002. La carne fue el factor determinante de esta dinámica: en algunos casos puntuales, las subas alcanzaron 50%. Los problemas estructurales -y conyunturales- de oferta en el sector, coincidieron

En los primeros cuatro meses del año los alimentos registraron el mayor aumento desde la devaluación de 2002, acumulando un alza superior a 15%. Gran parte de este incremento se debe a la violenta suba en el precio de la carne.

Los graves problemas de oferta de ese mercado -tanto estructurales como coyunturales- coincidieron con un shock de demanda impulsado por el incremento en los ingresos de la población de menores recursos debido al cobro de la asignación universal por hijo y a las mejoras en el salario mínimo y en las jubilaciones.

En este escenario de fuerte expansión de la demanda y restricciones de la oferta, el precio de la carne vacuna se disparó, alcanzando subas superiores a 50% entre diciembre y marzo. Los fuertes aumentos se trasladaron rápidamente a otros bienes sustitutos como el pollo y el cerdo. Las subas también afectaron al resto de los alimentos. Cabe destacar que en estos casos el aumento de precios no se debió, en lo fundamental, a problemas de oferta sino que responden básicamente a una recomposición en los márgenes.

En las últimas semanas la misma demanda que provocó las extraordinarias subas de comienzos de año ha dejado de convalidar los nuevos precios de la carne, provocando una fuerte caída en el consumo per cápita y cierta estabilización en sus precios.

De cualquier manera, si bien el shock parecería haber terminado, mientras que no se materialice una mejora en la oferta, cualquier nuevo impulso en la demanda (por ejemplo, a través de aumentos en la asignación universal por hijo, jubilaciones y salario mínimo) volverá a generar presiones sobre la inflación.
Un problema estructural que se refleja en los precios

Si bien la delicada situación de la oferta de carne vacuna se hizo evidente en los primeros meses del año, debe aclararse que esta restricción no es estacional, sino que se deriva de un largo proceso de desencuentros entre la producción y su regulación.

Desde que se limitaron las exportaciones a inicios de 2006, los incentivos a la producción ganadera fueron desapareciendo a favor de la agricultura. En este contexto, la liquidación de animales superó la reposición hasta alcanzar en 2009 el segundo registro máximo histórico de faena con 16,1 millones de cabezas (el anterior es de 1978). De esta forma, sólo en el último año el stock se contrajo 3,2 millones de cabezas, la caída más pronunciada de los últimos 20 años.

Pese a que las compensaciones dirigidas a los feed lots se encontraron entre las más abultadas y se ha incrementado el peso mínimo permitido para la faena , la disponibilidad del rodeo es cada vez menor. De hecho, la liquidación de hembras aún se ubica en niveles elevados (cercanos a 50% del total) y, como consecuencia de la entrega de animales livianos, el peso medio real de la faena es el más bajo de los últimos cinco años (210 kg res c/hueso).

Así, la producción de carne récord que se obtuvo el año pasado (3,4 millones de toneladas) y que permitió alcanzar el consumo per cápita más alto de los últimos quince años (70 kg) hoy parece implicar una mala noticia, porque se produjo a partir de la contracción de la oferta en pie.

Según la Cámara de la Industria de la Carne, en el primer trimestre de 2010 la faena y la producción cayeron en torno de 17% i.a., retrocediendo casi diez años en nivel. En este sentido, la presión se sintió sobre los precios: en los últimos doce meses el Índice Novillo del Mercado de Liniers pasó de $ 3,35 a $ 6 por kilo vivo, una suba de 80%. En consecuencia, el consumo per cápita ajustó a 56 kg al no convalidar ese aumento.

Asimismo, las exportaciones de carne también bajaron en el primer trimestre (-20% i.a. en toneladas) y este año será muy difícil cumplir con la Cuota Hilton que otorga la Unión Europea anualmente en junio. Entre julio de 2009 y marzo último sólo se llevaba exportado un tercio de las 28.000 toneladas permitidas, y recién en estos días se adjudicó el resto del cupo entre los frigoríficos.

Es importante marcar que el alza de los precios locales es tan elevada que algunos cortes incluso superan el precio de exportación, desalentado el cumplimiento de los envíos al exterior.

En resumen, la ganadería se encuentra transitando un sendero de reacomodamiento derivado de un incremento desmedido de la demanda que no se tradujo en una reacción de la oferta. Con un pesado costo para el consumidor, en el contexto actual resurgen los incentivos a la producción vía el salto en los precios de venta, pero por el tipo de producto la oferta recién mejorará en el mediano plazo. Una situación similar se observa en la industria láctea. Si bien la producción primaria de leche aumentó en los últimos años y en 2009 se habría alcanzado el récord de 11.000 millones de litros, la cantidad de tambos disminuyó.

Esta situación alentó la concentración como único medio para contrarrestar la pérdida de rentabilidad y la falta de incentivos a la producción. Según fuentes del sector, en los últimos diez años cerraron 5.500 tambos y actualmente se contabilizan alrededor de 12.500 activos.

Sin embargo, el reciente aumento de la demanda local y la recomposición de los precios internacionales de la leche –en polvo–, generaron un aumento del precio que recibe el productor de parte de la industria procesadora. Además, durante los últimos meses también contribuyeron a la suba las lluvias (por falta de piso) y la elevada humedad con altas temperaturas (que afectan al estado corporal de las vacas).

Actualmente, los tamberos reciben valores récord cercanos a $ 1,20 por litro, casi 60% más que un año atrás. Esta nueva realidad revierte la dinámica previa y genera incentivos para ampliar la producción, atendiendo tanto al frente interno como al externo en expansión.

No se puede dejar de mencionar que, según el IPC Ecolatina, los productos lácteos al consumidor acumulan un incremento de 13,7% en sólo cuatro meses de 2010. Por ello, aquí también el ajuste inicial lo realizó el sector y hoy goza de las mejores condiciones del mercado, pero en definitiva es el consumidor quien absorbe el costo de la falta de políticas de largo plazo.

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