Wednesday, August 12, 2009

El girasol pide
una campaña
distinta

El cultivo que mejor se comportó en la seca quiere sacar chapa y recobrar el protagonismo. Más de 240 productores en Trenque Lauquen y casi 150 en Coronel Pringles se reunieron para volver a aprender a hacer girasol. La disminución de las brechas entre el rendimiento promedio y el alcanzable es la meta de ASAGIR. Ganancia genética y mejores prácticas de manejo son las claves. No será posible si no se disminuyen las retenciones discriminatorias que pesan sobre sus exportaciones.

En tiempos de desánimo, no es fácil que los productores tengan la voluntad de sentarse a pensar en tecnologías y prácticas de manejo para desarrollar las producciones. Las jornadas de actualización técnica en girasol que se desarrollaron en Trenque Lauquen y Coronel Pringles parecen haber sido la excepción. Es que allí se reunieron más de 240 y casi 150 productores, respectivamente para atender a las disertaciones programadas por la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR). La convocatoria no fue casualidad. La campaña pasada, el sector agrícola volvió a darse cuenta de que, en las difíciles, el cultivo siempre responde y, en plena seca, fue el único que pudo mostrar un comportamiento regular.

Pero el girasol no la tiene fácil de cara al futuro. Si bien su esencia le permite volver a pararse en regiones de las que había sido corrido años atrás, las políticas actuales no parecen estimular su desarrollo. Es que a la feroz competencia que recibe desde el Mar Negro, a partir de las buenas campañas de Rusia y Ucrania, principalmente, quienes comienzan a ganar terreno cedido por Argentina en la provisión de aceite de girasol, se suman las altas retenciones que pesan sobre las exportaciones.

“Precios muy competitivos desde el Mar Negro, que hacen que los países de la región ganen participación a expensas de Argentina, medidas muy estrictas para los pesticidas en el aceite de girasol por parte de la Unión Europea, acidez en los productos por el mal almacenaje del año pasado durante el conflicto y barcos parados por la política oficial, hacen concluir en que la Argentina está dejando de ser un país confiable y no podremos volver a serlo si, desde adentro, no damos señales y estimulamos a los productores y la industria”, analizó Jorge Domínguez, de Molinos Río de la Plata, en su disertación sobre mercados.

Domínguez afirmó que los derechos de exportación son discriminatorios para el girasol. “Cuando las retenciones a los productos de girasol se subieron del 20 al 30% en noviembre de 2007, el precio FOB del aceite girasol valía 1260 dólares y hoy vale 750. En ese momento el precio FOB de la soja valía 397 dólares y subieron las retenciones de 27.5 a 35%; hoy la soja vale más de 450 dólares”, analizó.

El nivel actual de retenciones al girasol y sus derivados es incompatible con el precio internacional actual, que ha retrocedido un 40 % respecto de noviembre de 2007 y 55% respecto de marzo de 2008.

Según Domínguez, el girasol sería una alternativa interesante para el productor si se igualara su nivel de retención al de los cereales, contribuyendo a la diversificación del riesgo y a la rotación en el uso del suelo.

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