Saturday, August 22, 2009

Cuando George Bush intentó imitar a Raúl Alfonsín

La administración Bush trató de elevar el nivel de amenaza terrorista en 2004 para asegurar su triunfo en las presidenciales, según un libro de Tom Ridge, ex secretario de Seguridad Nacional estadounidense. Así, Bush terminó imitando a Raúl Alfonsín, quien en 1985, junto a su entonces ministro del Interior, Antonio Tróccoli, inventaron un intento de golpe de Estado para asegurar el triunfo en elecciones legislativas.

Antes, el caso argentino:
El 22 de octubre de 1985, el presidente Raúl Alfonsín, mediante el decreto 2049, ordenó la detención de 12 personas por presuntas vinculaciones con un "complot golpista".

Fue la reacción ante una escalada de violencia que había comenzado seis meses antes y que incluyó innumerables amenazas de bombas y la detonación de varios explosivos, que estallaron en una escuela; en la casa del ministro del Interior, Antonio Trócoli, y en el estacionamiento del Edificio Libertador, entre otros sitios.

Entre los doce acusados por el alfonsinismo estaban el ex general Guillermo Suárez Mason junto a otros 5 militares y 6 civiles, entre ellos el analista Rosendo Fraga y los periodistas Daniel Horacio Rodríguez, del diario La Prensa, y Jorge Vago, director de Prensa Confidencial.

El 25 de ese mes se dictó el estado de sitio en todo el país por sesenta días y se denunció una conspiración contra el orden constitucional.
"El Poder Ejecutivo detectó grupos que, en la clandestinidad, pretendieron llevar adelante una campaña de temor, de amedrentamiento, de caos para quebrar la armonía del clima preelectoral", anunció el gobierno radical, en referencia a las elecciones que finalmente se celebraron el 3 de noviembre de 1985, bajo el estado de sitio.

El 9 de diciembre se levantó esa medida extraordinaria, y a mediados del año siguiente la jueza Amelia Berraz de Vidal dictó el sobreseimiento de los imputados, con excepción de Suárez Mason.

Ahora, el caso estadounidense:
Tom Ridge, el 1er. secretario del Departamento de la Seguridad Nacional creado por George Bush, escribió un libro que saldrá publicado el 01/09, revelando que recibió fuertes presiones de los asesores más cercanos a Bush para que incrementara el nivel de la amenaza terrorista justo pocos días antes de las elecciones del año 2004 con la finalidad de influir en los electores.

Ridge confirma así una de la acusaciones demócratas más recurrentes contra la administración Bush: la de haber utilizado la amenaza terrorista con fines electoralistas. Es lo que durante su campaña electoral, Barack Obama llamaba "la política del miedo", y que consiste en inflar los temores de la población para que cierren filas con sus gobernantes.

De acuerdo con algunos extractos del libro ya hechos públicos, tan sólo cuatro días antes de las elecciones que enfrentaron a George Bush y John Kerry, salió a la luz pública un vídeo amenazador de Osama Bin Laden, lo que fue aprovechado por John Ashcroft, el Fiscal General -un cargo equivalente en Europa a ministro de Justicia-, y Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, para presionar a Ridge pidiéndole que elevara la categoría de la amenaza terrorista.

El entonces secretario de Seguridad Nacional se mantuvo firme, y no cedió ante el acoso de Ashcroft y Rumsfeld. Sin embargo, poco después de las elecciones Ridge dimitió, en buena parte a causa de esta situación que en el libro define de "dramática e inconcebible".

Si bien finalmente no se alteró el grado de la amenaza terrorista, que se valora en una escala de colores, muchos analistas políticos consideran que la amenazadora cinta de Bin Laden pudo tener una influencia decisiva en las elecciones, que Bush ganó por un estrecho margen, favoreciendo al presidente por tener un discurso antiterrorista más duro.

Varios miembros de la administración Bush implicados en la política de seguridad nacional salieron a la palestra para negar las afirmaciones de Ridge. "La historia avanzada por el editor probablemente para vender copias de este libro no tiene sentido", ha declarado Keith Urban, la portavoz de Donald Rumsfeld, que sostiene "es razonable que los altos responsables de la administración discutieran el nivel de amenaza" ante las promesas de Bin Laden de cometer nuevos atentados.

Frances Fragos Townsend, que fue asesora presidencial en seguridad nacional, ha declarado que "hubo un debate completo" sobre el nivel de amenaza, pero que los fines electoralistas "nunca fueron un factor".

Además de esta revelación, en el libro, titulado 'The Test of Our Times', Ridge se queja de que nunca fue invitado a las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional, que Rumsfeld evitaba reunirse con él, y que le forzaron a incluir una justificación de la guerra de Irak en un discurso. Asimismo, asegura que propuso reemplazar a Michael Brown como director de la FEMA, la agencia encargada de manejas las situaciones de emergencia, antes de que el Katrina pusiera al descubierto su ineptitud.

El mismo día que se han conocido los extractos del libro de Ridge, The New York Times publica una nueva revelación comprometedora para la administración Bush: su 'privatización de la guerra' llegó tan lejos que una empresa privada es la encargada de colocar las bombas en los aviones sin piloto utilizados para bombardear a las bases de Al Qaeda y los talibanes en la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán.

Para más inri, la empresa privada de seguridad en cuestión es la antigua Blackwater -hoy rebautizada como Xe Services-, de ominoso recuerdo en Irak por la actuación a menudo brutal de sus agentes. Según el Times, hombres de esta controvertida compañía trabajan en las bases secretas de la CIA en Pakistán y Afganistán, donde se ocupan de cargar los aviones manejados a control remoto de misiles de más de 200 kilos guiadas por láser. Además, también realizan tareas de protección de las bases.

El rotativo neoyorquino publicó un reportaje el día anterior sobre la participación de Blackwater en el programa secreto de la CIA diseñado por el vicepresidente Dick Cheney con el objetivo de asesinar o capturar a los líderes de Al Qaeda, y que ocultó al Congreso. El actual director de la agencia de espionaje, Leon Panetta, suspendió el programa al conocer de su existencia el mes de junio.

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