Friday, October 12, 2007

CONSEGUIR el DERECHO
a la ALIMENTACION
El reto del siglo XXI en el ámbito
de los derechos humanos

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación - FAO, celebra anualmente el Día Mundial de la Alimentación (DMA) el cual quedó establecido para el 16 de octubre por los Estados Miembros en coincidencia con la conmemoración del aniversario de la fundación de la FAO en 1945. Desde entonces, se celebra simultáneamente en más de 150 países.

El lema de este año es El Derecho a la Alimentación, el cual sin duda, demuestra el creciente reconocimiento de la comunidad internacional a la importancia de los derechos humanos en la erradicación del hambre y la pobreza, así como en la aceleración e intensificación de los procesos de desarrollo sostenible. La iniciativa para el tratamiento del Derecho a la Alimentación es coincidente con el cumplimiento de las metas para el 2025 definidas en la Cumbre Mundial de la Alimentación, convocada por la FAO en 1996 e incorporadas luego en el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, de reducir a la mitad el hambre y la pobreza en todo el mundo para el año 2015, mandatos refrendados por todos los países miembros.

El Derecho a la Alimentación como derecho humano, fue considerado por primera vez en el año 1948 en La Declaración Universal de Derechos Humanos e incorporado en 1966 en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Observación No. 12 de las Naciones Unidas de 1999, la Convención sobre Los Derechos del Niño en 1989 y ratificados por los Presidentes en la reciente XVI Cumbre de la Comunidad Iberoamericana de Países, realizada en noviembre del 2006, a través de la Declaración de Montevideo, oportunidad en la que se refuerza la determinación de apoyar la lucha contra el hambre y la pobreza, así como la “Iniciativa América Latina y el Caribe Sin Hambre 2025” de la FAO, para contribuir al cumplimiento de las Metas del Milenio

El Derecho a la Alimentación representa el derecho inalienable de todo ser humano de contar con acceso regular a una alimentación suficiente, con alimentos adecuados desde su aporte nutricional para llevar una vida sana y activa. Significa que todas las personas tienen el derecho de alimentarse y alimentar a todos los integrantes de sus familias con dignidad y respetando sus pautas culturales, ya sea a través de la agricultura o de trabajos que le signifiquen ingresos económicos suficientes para adquirirlos en el mercado. Promover la realización de este derecho también significa que las personas posean conocimientos, capacidades o habilidades y oportunidades para obtener los alimentos por su propia cuenta o de lo contrario, es deber de los gobiernos, en todos sus niveles de intervención, garantizar y proveer los alimentos suficientes a los grupos de población más vulnerables o expuestos a riesgos por el incumplimiento de este derecho.

A efectos de apoyar y promover el cumplimiento del Derecho a la Alimentación, la FAO propone la aplicación de las Directrices Voluntarias como sugerencias concretas, enfoques metodológicos y medidas destinadas a los gobiernos, la sociedad civil, los equipos técnicos, las universidades, la comunidad internacional y todo aquel que quiera apoyar el cumplimiento de las obligaciones de respeto, protección y aplicación del Derecho a la Alimentación. La promoción de este derecho debe ser una cuestión transversal que involucre y motive a todos los sectores de la sociedad desde un enfoque global del desarrollo. La ausencia en el cumplimiento de los derechos humanos suele ser fruto de la pobreza y al mismo tiempo una de sus principales causas.

En la aplicación práctica de las directrices, la FAO recomienda el abordaje en cinco ámbitos o componentes; a) promoción y capacitación b) información y evaluación c) legislación y responsabilidad d) estrategia y coordinación y e) indicadores y seguimiento. Cada Estado y sociedad estimará que componente requiere profundizar su tratamiento, garantizando un enfoque y difusión adecuada, una justicia accesible, una acción efectiva y un impacto duradero contribuyendo así al desarrollo sostenible y a la consecución de los Objetivos del Milenio

Por último, el enfoque del seguimiento basado en los derechos es diferenciador; permite medir no solo el número y tipo de personas a las que afecta una determinada medida, sino también el grado de formación de la población en general sobre el derecho de que se trate, los medios que se disponen para exigir su cumplimiento y si la legislación garantiza adecuadamente ese derecho. Se centra en los grupos o personas más vulnerables (biológica, social o culturalmente). La desagregación de datos permite determinar las desigualdades, no solo de ingresos sino de acceso a servicios básicos, el proceso de seguimiento debe respetar los principios de los Derechos Humanos de transparencia, participación y no discriminación. El seguimiento basado en los derechos involucra, no sólo el monitoreo de los resultados, sino también de las estructuras y de los procesos que intervienen

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