Thursday, October 08, 2009

Cómo incrementar la
productividad del
girasol en el NEA

La región muestra una brecha de 6 quintales entre lo que produce y lo que puede lograr. Cómo minimizar la dependencia del agua es una de las mayores preocupaciones de los especialistas. Fechas tempranas, rastrojo y cultivo antecesor son los elementos a tener en cuenta. La conclusión más importante de la jornada de ASAGIR en Charata fue que si se quiere lograr un buen cultivo, hay que aplicarle todo el conocimiento.

En el Chaco, el girasol es un cultivo estratégico y, algunas veces, irremplazable. Por sus condiciones ambientales y su rol en el movimiento económico de las explotaciones, lo último que quieren los productores es dejar de sembrarlo. Sin embargo, las dificultades son muchas y por eso la Asociación Argentina de Girasol concentró todos sus esfuerzos en acercar los últimos conocimientos sobre el cultivo en la región.

La jornada realizada en Charata ante más de 150 asistentes puso el eje en los aspectos productivos que podrían mejorarse para de esta forma mejorar la rentabilidad del cultivo. Está claro que el NEA tiene, en promedio de los últimos 9 años, una menor productividad que el Oeste y el Sudeste de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, de acuerdo a los primeros resultados del Proyecto Brechas, que ASAGIR lleva adelante desde hace poco más de un año, la diferencia de rendimiento entre la media de los productores y la de los ensayos es de 6 quintales, una cifra inferior a las zonas más productivas. “Al NEA le cuesta subir el techo, pero podríamos decir que sus productores hacen las cosas mejor que el resto de los girasoleros del país”, sintetizó Antonio Hall, profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA y uno de los mayores responsables del Proyecto.

En los ensayos más rendidores, el NEA muestra 22 quintales por hectárea. Su techo, en las mejores condiciones, llega a los 36. De allí que el desafío para ASAGIR sea potenciar los rindes. “Nuestra meta es poder determinar cómo avanzamos de los 16 qq/ha que se obtienen generalmente a los 22 que se pueden esperar”, aseguró Hall. Para ello, a través de Brechas, la Asociación combina información de suelos, sistemas de manejo, registros climáticos extendidos y los integra por medio de un modelo de simulación que explora el funcionamiento del cultivo.

¿Cómo avanzar?
Entre las problemáticas que aquejan al NEA, el investigador resaltó la disponibilidad de agua, las heladas tardías y la radiación y la temperatura en el período de floración. El inicio de la lluvia es el mayor condicionante hacia el momento de la fecha de siembra. “El rendimiento va a depender mucho de cuánta agua le venga del cultivo antecesor; por eso, es importante ver el rastrojo con que se cuenta, cuál es la estructura del suelo, que el antecesor sea amigable, la fecha de siembra y que el barbecho sea limpio”, recomendó Hall.

Según él, en lo que hace a la fecha de siembra, retrasarla trae ventajas cuando falta agua. En cambio, el efecto del rastrojo aumenta mucho en los años malos a medida que el productor atrasa la siembra. “La clave es minimizar la dependencia de las precipitaciones del año para la siembra y generar rendimiento a partir del manejo del suelo, el rastrojo y el cultivo antecesor, de modo de obtener disponibilidad de agua hacia el 1 de mayo”, concluyó el experto.

Por su parte, Jorge Mercau, especialista de la UBA que participa del Proyecto, añadió que cada milímetro de agua ganado, a la siembra, equivale a 7 kilos de girasol. “Ese dato es más que importante si consideramos que el antecesor y el rastrojo pueden permitir ganar 100/150 mm”, remarcó.

Iván Vrdoljak, productor y breeder de girasol en Chaco, sostuvo que la forma de estabilizar la producción que han empleado en los últimos 12 años fue el manejo de agua con la siembra directa. “La siembra directa nos ha llevado a estabilizar los rindes. Es clave seleccionar los híbridos de acuerdo a la fecha de siembra y determinar las densidades de acuerdo a la disponibilidad de agua”, apuntó.
Vrdoljak fue claro en su alocución: “si queremos tener un buen cultivo tenemos que ponerle más conocimiento: tenemos que aprender a usar herbicidas y fertilización”. Para él, la fertilización es un factor clave, debido a que Chaco ofrece una gran heterogeneidad de suelo. “Es en el cultivo invierno-primaveral donde podemos hacer el uso del nitrógeno eficiente; hay que sembrar aplicando nitrógeno adecuadamente”, sostuvo.

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