Wednesday, November 05, 2008

Si se inoculara el 100% de la soja, se producirían 5 millones de toneladas más

El especialista en inoculación del INTA, Alejandro Perticari, aseguró que la técnica es clave para una producción sustentable y recomendó a los productores centrarse en la calidad para elegir un producto.

Una agricultura sustentable no sólo permite un mejor cuidado del ambiente sino que, además, trae consigo una notable mejora en la producción. Así lo confirmó el especialista en inoculación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Alejandro Perticari, en el marco del concurso ¿Cuánto sabés del cultivo de soja?. Allí, el experto sostuvo que, a partir de los ensayos que el instituto viene realizando a través del proyecto Inocular, “se estima que si se inoculara el 100% de la soja argentina, se lograrían más de 5 millones de toneladas extra de producción”.
Perticari explicó que, con la inoculación, lo que se hace es incorporar un microorganismo fijador de nitrógeno a la soja. “A partir de allí, se realiza una simbiosis. Las bacterias presentes en el inoculante se asocian con la planta para fijar el nitrógeno que está disponible en el ambiente. Es una tarea que la planta no puede hacer sola, pero sí cuando se asocia con la bacteria. De esta forma, la planta obtiene el nitrógeno que necesita del aire y evita extraer el que está en el suelo, que sí es escaso”, argumentó. De esta forma, además, se dispone de más nitrógeno para otros cultivos.

Recomendaciones

El especialista del INTA hizo foco en las precauciones que cualquier productor debe tener a la hora de elegir un inoculante. “Lo principal es que tengan en cuenta todos los aspectos de la calidad”, destacó. Y agregó: “si tienen dudas, que se acerquen a algún laboratorio de suelos que tenga capacidad para hacer análisis de inoculantes; posteriormente, que busquen asesoramiento en el distribuidor”.
Hay herramientas para identificar la calidad de los productos comerciales. El inoculante debe contar con la concentración adecuada, estar registrado en el SENASA o, inclusive, puede hacerse el control de calidad en algún laboratorio y verificar, antes de llegar al campo, si es capaz de nodular. “Una vez tratada con inoculantes, lo que generalmente ocurre con la semilla es que, rápidamente, se le ven los logros en la parte superior de las raíces de la soja”, indicó.
Perticari resaltó que la bacteria incorporada a la semilla debe cumplir con dos características fundamentales. Primero, ser infectiva, es decir, tener la capacidad de formar nódulos. Y luego, ser efectiva, o tener la capacidad de fijar nitrógeno, que es la función por la cual se utiliza el inoculante.

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