Thursday, June 11, 2009

Demanda mundial
sostenida y desaliento
local

Habría pasado lo peor de la crisis económica mundial y, pese a la recesión, se espera un mayor consumo de aceites. Los precios de las commodities siguen sostenidos, entre otras razones, por la debilidad del Dólar. El valor del aceite de girasol en Rótterdam es más de 30% superior al promedio histórico. La vigencia de elevadas Retenciones aísla a los productores locales de esta buena situación externa. Un trato tributario similar al del maíz o el trigo, atenuaría el evidente desaliento.

Informe del Lic. Jorge Ingaramo, asesor económico de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR)

A tres meses del momento más difícil de la crisis mundial, todo indica que lo peor ya pasó. La fuga hacia la calidad había alcanzado su máximo vigor, a principios de marzo, expresado en una paridad Euro-Dólar de 1,25, o sea una moneda norteamericana revaluada sólo por el valor “de refugio” de los Bonos del Tesoro.

El barril de petróleo, que había bajado a U$S 32,70, hoy supera los U$S 72. Las restantes commodities acompañan el crecimiento, aunque a tasas inferiores.
El Euro cerró ayer a 1,41 dólares, la industria automotriz en los EE.UU. está en plena reconversión, diez de los diecinueve bancos puestos bajo el programa del Tesoro norteamericano comienzan a recomprar las acciones en poder del Estado, el FMI ha sido capitalizado por la acción del G-20 (2 de abril), se evitó que el proteccionismo generalizado y las devaluaciones competitivas destruyeran el comercio mundial y se han recompuesto las paridades cambiarias, en aquellos países que habían sufrido fuerte salida de capitales, por causas exógenas a su desempeño económico. El caso de Brasil es el más claro en este sentido, ya que de un Dólar equivalente a 2,52 reales se pasó a una paridad de 1,95.

La formidable emisión de dólares para el salvataje de los bancos y los subsidios para sostener el nivel de actividad indujeron la devaluación del Dólar y el auge de la mayoría de las commodities. La recesión comparte con la suba de precios en los bienes básicos la prioridad en todos los análisis de coyuntura. Ante ello, ocurren dos cosas: a) la apreciación de los activos de refugio como el oro y b) una suba en la tasa de interés de los Bonos del Tesoro, por ejemplo a diez años (de hecho, en algo más de un mes, pasó de 2,80 a 3,88%).

Dos cuestiones son pertinentes al mirar el futuro: la primera es la persistencia del actual reparto de los costos de ajuste entre las principales potencias, ya que salta a la vista que el gobierno de Obama está apurando la solución de los problemas internos y dejando que un Dólar débil, que tal vez no será finalmente el de equilibrio, afecte a la Unión Europea (pérdida de competitividad) y a China (disminución, en términos reales, de sus reservas en dólares y Bonos norteamericanos). La segunda tiene que ver con cuánta burbuja hay en los activos reales (oro y commodities) si se compara su valoración actual con las magras cifras de los papeles accionarios (principalmente bancos y automotrices). Dicho de otra manera, ¿qué ocurriría si los inversores desplazan sus portafolios, por demás líquidos, hacia activos en vías de mejora ( p.e. un Dow Jones de más de 9.000 puntos) en lugar de permanecer refugiados en commodities?

El mercado local
La SAGPyA publicó los valores FOB de los aceites de girasol y soja: U$S/tn 845 y U$S/tn 840, respectivamente. Al seguir vigente la Retención del 30% para la exportación de aceites y subproductos, el precio interno disponible alcanza apenas los U$S/tn 218 y la demanda local de semilla es limitada, lo cual se expresa en valores de $/tn 810 para Bahía Blanca y $/tn 815 para Necochea y los puertos de Rosario y San Martín. Las pocas operaciones a futuro, para marzo 2010, revelan un valor de U$S/tn 248, 7 dólares menos que los alcanzados días atrás.

No se conocen estimaciones de siembra para la campaña que se inicia, pese a que a mediados de julio comienzan las implantaciones en el Noreste argentino. Los cálculos de rentabilidad, para los rindes normales, muestran resultados muy poco alentadores, principalmente para aquellas zonas donde el impacto regional del girasol es bien significativo, tales como el NEA, San Luis o La Pampa.

Es evidente que el cultivo debería tener un trato, en materia tributaria, al menos similar a los del maíz o el trigo, es decir que en vez de una alícuota por Derechos de Exportación del 32% tributara una del 20 al 23%. Para un girasol de 20 qq/ha, esto significaría una mejora de entre U$S/tn 75 y 80 en el Margen Bruto por hectárea, cifra que, si bien no resolvería los problemas de rentabilidad, por lo menos atenuaría el evidente desaliento

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