Sunday, February 01, 2009

1ra. tarea para Scoccimarro:
Redoblar en los medios la
enfermiza obsesión de Kirchner
contra el campo

Néstor Kirchner ha quedado marcado por la derrota (en verdad, auto derrota) ocurrida cuando intentó imponer la resolución ministerial 125. Desde entonces, 1 de cada 2 temas que aborda el 'ex Presidente en funciones' (hallazgo semántico de Joaquín Morales Solá), se relaciona con cómo arruinarle la vida a los chacareros y a sus dirigentes. Pero aún así no cesa en la acumulación de derrotas (o auto derrotas, bah).


Néstor Kirchner sigue rumiando su enojo contra el campo, que demuestra la preocupante ignorancia del presidente del Consejo Nacional justicialista, solo comparable con de Ramón Cereijo y Miguel Miranda cuando aconsejaban a Juan Perón dilapidar las reservas del Banco Central en compras onerosas como las de los ferrocarriles ingleses a punto de quebrar... total, era inminente una 3ra. Guerra Mundial...

La ignorancia fundamental de Kirchner consiste en desconocer la importancia de la producción agropecuaria sobre la economía y sociedad argentina. Por eso Kirchner cree que refugiándose en el Gran Buenos Aires puede resistir el chubasco, como si la economía argentina realmente girase sobre la producción industrial manufacturera.

Las ventajas competitivas argentinas en la economía global siguen circunscriptas a la producción primaria, e ignorarlo es tan delicado como concentrarse en la generación de servicios (error clave del menemismo).

En la crisis global -agravada en la Argentina por los horrores más que errores de Néstor Kirchner en la conducción de la política económica-, es peligrosa la continuidad del malestar del Ejecutivo Nacional contra sus productores agropecuarios, quienes además sufren un castigo meteorológico infrecuente: una prolongada sequía.

La decisión de Néstor Kirchner es redoblar su ofensiva, y por eso incorporó al 'comando estratégico' que integran Guillermo Moreno y Ricardo Echegaray, a su hombre de confianza en los medios, Alfredo Scoccimarro, con la misión de presionar sobre la opinión pública.
La misión del flamante colaborador consiste en articular la pauta publicitaria gubernamental para multiplicar el clientelismo en la prensa (empresarios periodísticos y/o periodistas).

Kirchner no cree que así sólo puede incrementarse la incredulidad de la opinión pública en los medios de comunicación convencionales, sino que es tan iluso que cree que la opinión pública aceptará el cambio en el discurso e incorporará las consignas.

Con la provocación de un malestar generalizado, Kirchner solamente está acelerando los tiempos de la implosión de su propia administración, en la que:
> las 2das. líneas controlan a las 1ras. líneas;
> la Presidente no conduce sino el ex Presidente; y
> la Casa Rosada ya no es la sede del Ejecutivo Nacional sino la Chacra de Olivos donada por Carlos Villate Olaguer y cuyo chalet presidencial realizado por Prilidiano Pueyrredón a pedido de Miguel José de Azcuénaga fue apodado 'la Pajarera'...

La verdad es que tal como van, los Kirchner se ubican más cerca de la salida que de la entrada, y si la expulsión no es más veloz solamente ocurre porque todos saben que la recesión ni siquiera comenzó y es mejor que los Kirchner se hagan cargo de su propio crimen.
Aqui algunas novedades al respecto:

Joaquin Morales Solá en el diario La Nación:
"Por fin Néstor Kirchner y el campo coinciden en una misma situación: los dos están agotados, secos e impotentes. Sólo un aspecto los diferencia: los campesinos han aceptado la ruina, mientras Kirchner se resiste a reconocerla. Esa convergencia involuntaria no los unió, sin embargo, y es probable que los separe aún más. Kirchner ha deslizado entre íntimos la convicción de que el país vive una crisis pasajera y superficial.
¿Por qué? Misterio. - ¿Cómo saldrá la Argentina de ella? Milagro. El desdén es su única respuesta.

En esos diálogos entre susurros, el ex presidente en funciones se muestra atenaceado sólo por las preocupaciones electorales. Un candidato taquillero aquí. Una obra pública allá. Nada sustancial. Las elecciones serán en octubre, y el Gobierno y los argentinos deberán atravesar antes, lo quiera Kirchner o no, las consecuencias de una imprevisible y profunda crisis económica, nacional e internacional. (...)

Kirchner todavía defiende a Guillermo Moreno ante interlocutores políticos. Lo defiende hasta que los argumentos lo callan. Su silencio es la única mala novedad para el poderoso secretario de Comercio.

No hay respuestas posibles cuando las razones tienen el peso de la evidencia. Moreno dijo que resolvería la inflación y no la resolvió. Pidió meterse en el Indec y lo destruyó hasta su total irrelevancia. Su impopularidad contagia al Gobierno cada que vez que abre la boca. ¿Dónde están sus méritos?, le replicó a Kirchner uno de sus amigos. Kirchner optó por el silencio; antes lo había calificado de buen funcionario.

Moreno les prometió 15.000 toneladas de maíz a productores agropecuarios que fueron a verlo para implorarle comida para el ganado. También distribuyó algunos cheques con dinero en efectivo. El ganado se está muriendo de hambre y de sed. Es la estrategia de Moreno para dividir a los ruralistas, que no hace más que profundizar la bronca, rayana con el odio, que se percibe entre los hombres de campo.

El choque es insalvable. Hay un grave problema meteorológico, la persistente sequía, que no es culpa del Gobierno. La culpa del Gobierno consiste en que está aprovechando la desgracia para aplicar la venganza. Ha cambiado su discurso. Ya no confronta, sino que actúa la comprensión. Lo único que les dio a los campesinos fue el estado de emergencia agropecuaria, que significa que los productores podrán diferir el pago de algunos impuestos durante un año, pero con tasas de interés del 14%.

El campo ha perdido ya el 50% de la cosecha de maíz y trigo. Está en serio riesgo, cuando no perdido, entre un 30% y un 40% de la cosecha de soja. No hay maíz ni agua para la ganadería. La sequía afecta también a Brasil y Uruguay; por eso subió el precio de la soja. Kirchner no quiere ni oír hablar de la única medida que significaría un cambio sustancial: la eliminación de las retenciones, un impuesto directo y brutal, y el apoyo a las exportaciones de todos los bienes agropecuarios. (...)"

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