Mientras se define la agenda,

el 4to. día de paro del campo

se hace sentir en Liniers

Luego de 7 meses de reclamos, la Mesa de Enlace y funcionarios del Gobierno K volverán a estar cara a cara para buscar definciones que mejoren las pálidas condiciones del sector agrario. "Las retenciones son el mayor factor de distorsión", dicen los ruralistas. Pero el gobierno va con los mismos anuncios que hizo Cristina hace más de un mes. Por eso, a la espera de que sea un diálogo y no un monólogo, el campo no guarda muchas esperanzas.

A la espera de la reunión entre el Gobierno y la Mesa de Enlace, se lleva adelante el cuarto día del paro del campo, que se hizo sentir con fuerza en Liniers, por primera vez desde que comenzó la protesta el viernes pasado.

En el Mercado de Hacienda de Liniers entraron sólo 142 cabezas, cuando el número habitual para un día lunes ronda las 2000. Además, se espera que productores de varios puntos del interior, en particular de las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, vuelvan a realizar concentraciones a la vera de las rutas.

En algunos casos, continuará el control de cargas para verificar que no se trasladen granos ni carne, las commodities cuya comercialización está suspendida por la huelga. Con este telón de fondo, tanto el Gobierno como los presidentes de la Sociedad Rural, CRA, Coninagro y Federación Agraria se preparan para la audiencia de mañana con la ministra de la Producción, Débora Giorgi.

El encuentro se realizará después de siete meses sin contacto oficial y en medio de un clima de creciente escepticismo por parte de los ruralistas, que no confían en que la reunión arroje los resultados que esperan.

El borrador de medidas que presentará el Gobierno, el mismo que discutieron en forma reservada el ministro de Planificación, Julio de Vido, y el presidente de SRA, Hugo Biolcati, no despierta entusiasmo entre los dirigentes del agro, que lo ven como una serie de "medidas cosméticas".

¿De qué se trata? Subsidio a los molinos de harina para sostener el precio que los productores reciben por el trigo, hoy bajo por la intervención estatal; apertura ordenada de las exportaciones de trigo y mantener abiertos los puertos (la Oncca obstruyó esas ventas); rebaja de las retenciones a las exportaciones de cortes cárnicos de alto valor, del 15 al 10%, que permitiría subir el precio de la hacienda gorda, hoy casi en extinción; estímulo a la producción de novillos gordos de más de 400 kilogramos con desgravación del impuesto a las ganancias o reintegros; eliminación de las retenciones a las exportaciones de termoprocesados y conservas de carne vacuna; supresión de las retenciones a las exportaciones de leche en polvo, hoy en el 5%, o aplicación de reintegros equivalentes; subsidios a la producción de overos pesados; subsidio de 10 centavos por litro para pequeños tamberos, de hasta 3000 litros de producción; eliminación de las retenciones a las exportaciones de productos de economías regionales; y un plan canje de granos por fertilizantes que ya anunció Cristina hace más de un mes. Se consideraría un precio de los granos sin deducir retenciones.

Ayer el campo mostró todo su escepticismo sobre los resultados que pueda arrojar el encuentro con la ministra de la Producción. Cerca de Débora Giorgi, la única habilitada por orden presidencial en la nueva negociación, dijeron que no habrá ninguna modificación en las retenciones a las exportaciones de soja, ni tampoco para trigo y maíz.

"Lo que el campo quiere es un verdadero diálogo, no un monólogo", reclamó ayer el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Mario Llambías. "En general, las reuniones que hemos tenido fueron para tratar de imponer lo que ellos quieren, no aceptan ningún tipo de cambio y ojalá que el martes la cosa cambie", pidió.

Para las entidades, el conflicto podría destrabarse si la Casa Rosada ofrece medidas para paliar los efectos de la sequía y que se reste poder a la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) y a la Secretaría de Comercio Interior, que dirige Guillermo Moreno.
"Es necesario el desmantelamiento de las trabas al comercio interior y exterior que impusieron la Oncca y Moreno, que son el peor obstáculo al negocio", explicó el director ejecutivo de Carbap, Alfredo Rodes.

En las entidades piensan que si se avanza en las cuestiones urgentes, inevitablemente se deberá hablar de retenciones. "No se pueden excluir temas. Cómo uno va a hablar de la política agropecuaria haciendo caso omiso a las retenciones. Hay que ponerlo sobre la mesa, después veremos cómo se soluciona", planteó ayer Biolcati. "Si bien hay temas prioritarios, las retenciones van a tener que plantearse en algún punto", agregó el vicepresidente de la Federación Agraria, Pablo Orsolini.