Monday, January 12, 2009

Si el campo quiere, en 2009
el kirchnerismo es historia

El voto rural es el único sufragio al que puede apelar el kirchnerismo, más allá del voto clientelar, que no alcanza para ganar. Por eso el campo es el gran elector de 2009, pero ¿se atreverá a una acción consensuada?

Si bien Carbap ha decidido iniciar su plan de medidas de fuerza en febrero, la Mesa de Enlace de las 4 entidades agropecuarias todavía no consigue recuperar la acción cohesionada de 2008.
¿Podrá conseguirlo? Si esto ocurriese, el paso siguiente sería coordinar la acción en las urnas, no solamente en las tranqueras y los surcos.
Es mucho más importante conocer qué hará el campo en 2009 que informarse sobre los dirigentes políticos o sus partidos (todos debilitados y escasos de credibilidad).
No es una casualidad, entonces, que los Kirchner intenten recuperar, al menos parcialmente, el apoyo de los productores agropecuarios.
Para apuntalar esta idea, hay 3 recortes periodísticos que, si bien son de contenido muy diferente entre sí, pueden engarzarse notablemente:


Carlos Pagni en el diario La Nación:
"(...) La intención es sentar a la mesa a los líderes agropecuarios con la excusa de un acuerdo económico social con todos los sectores.
La estrategia fracasó el año pasado, cuando se quiso aplicar al conflicto por las retenciones móviles. Con mucho menos poder, es posible que Kirchner encuentre más dificultades. Pero el ensayo se realizará igual, hasta fines de febrero.
Para que nadie aparezca cediendo, el Gobierno prefiere que otros empresarios sirvan de nexo con la "oligarquía destituyente". La misión inicial se le encomendó a Jorge Brito, el presidente de Adeba. También aquí se repite la historia: Brito intentó, en lo peor de la guerra del año pasado, mediar con Luciano Miguens, que presidía la Sociedad Rural (Bruno Quintana ofreció los salones del Jockey para los encuentros).
Brito, que anoche reunió en su chacra de Punta del Este a industriales y banqueros, se acercó la semana pasada a Hugo Luis Biolcatti, el sucesor de Miguens. Paradoja para los ejercicios intelectuales del grupo Carta Abierta: ¿por qué el interlocutor preferido del Gobierno es el presidente de la Rural? "Es directo, cumple, le tenemos confianza", dicen en la Casa Rosada. El aprecio por Biolcatti es la otra cara del odio que le tienen allí a Eduardo Buzzi, de Federación Agraria.
La pretensión oficial es, por lo menos, tener un canal de diálogo con el campo. No se trata sólo de una jugada electoral. El festival de anuncios corre el riesgo de parecer un ritual autista cuando la recesión comienza a estragar la economía. Si además, en medio de la crisis, se reproduce el estallido rural del año pasado, la pesadilla es perfecta.
El objetivo de Kirchner lleva el sello de su voluntarismo. El Gobierno ya debe estar al tanto de las condiciones de Biolcatti para cualquier aproximación.

En principio, no participará de negociación alguna sin el resto de la Mesa de Enlace. Tampoco irá a una reunión multisectorial si antes no se satisfacen los reclamos de los productores: "Nosotros debemos interpretar a una legión que presiona desde la base", explican en la Rural.
El inventario de exigencias es conocido: retención cero para los granos -con excepción de la soja- y las economías regionales; un programa de aliento a la ganadería y la lechería, con mejora en el precio que reciben los tambos; eliminación de las restricciones a las exportaciones, lo que incluye derogar los superpoderes de la Oncca. A esta agenda se le agrega un drama coyuntural: la terrible sequía, que requiere de incentivos fiscales para los chacareros y suspensión de las ejecuciones bancarias.

Para la soja el campo podría aceptar una reducción progresiva de retenciones. El precio sigue recuperándose. El viernes pasado subió 5% y llegó a 388 dólares por tonelada. Nada que festejar: uno de los factores del aumento es la sequía argentina y brasileña. En consecuencia, mejorarán los ingresos de quienes no vendieron su cosecha de 2008, pero bajará el volumen producido este año.
El brote dialoguista del Gobierno es tardío y entusiasma poco. "Podemos sugerirles las medidas, ellos pueden anunciarlas y nosotros, en ese caso, iremos administrando la tregua; pero fotos, no", dice uno de los dirigentes rurales.
Sin embargo para el plan electoral de Kirchner la aproximación se hace indispensable. La clase media de los grandes centros urbanos ya se inclinó hacia la oposición en 2007. Por eso el PJ del interior depende de los votos agrarios. Es inimaginable que los productores bendigan a los Kirchner. La guerra a muerte del año pasado arruinó ese vínculo. Pero el matrimonio podría aspirar a que, al cabo de varias concesiones, la discusión agropecuaria deje de ser el eje de la campaña en las provincias. Sólo sobre esta hipótesis puede esperar algo de candidaturas como la de Carlos Reutemann. (...)".

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