Las decisiones por tomar:
segundo tiempo de la cosecha
2010/2011,
y puntapie inicial de la 2011/12
Generalmente encaramos esta columna describiendo el mercado internacional, luego yendo a las particularidades del mercado local, y finalmente dando algunas recomendaciones. En esta oportunidad comenzaremos al revés. Pondremos de relieve que es lo que hoy está en juego para el productor Argentino y luego veremos en función de lo que sabemos, lo que suponemos y los riesgos que podemos prever para delante cuales deberían ser los basamentos que cada uno debería tener presente para tomar su decisión.
Según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, al 20 de abril se había cosechado el 54% de la soja y el 46% del maíz a nivel nacional. Los rindes en ambos cultivos son inferiores a los del año pasado, pero no tan malos como se temía (14% menos de soja y 15% menos en maíz respecto al año pasado), con lo que se está manejando una proyección de producción de 49,2 mill.tt. de soja y de 50 mill.tt. de maíz.
Esto va dando al productor seguridad en el resultado físico de su producción, en un año que venía muy complicado, en el cual se sembró una superficie que podría haber arrojado 55 mill.tt. de soja y 24 mill.tt. de maíz, pero que el fenómeno Niña que se preveía ponía seriamente en duda. A mediados de enero nos preguntábamos si la producción de soja llegaría a los 45 mill.tt. y la de maíz a los 19 mill.tt. Esa incertidumbre y la posterior confirmac ión de que el cuadro no fue tan grave como podría haber sido, es uno de los elementos clave para comprender las perspectivas de precio.
Pero volviendo a la posición del productor actualmente, teniendo en cuanta las declaraciones de compra de exportadores al 13 de abril, y las de la industria al 2 de marzo, vemos que en promedio los productores Argentinos habían vendido el 53% de la cosecha de trigo (estimada en 15 mill.tt.), lo cual está en línea con el año pasado, el 39% del maíz (algo más adelantado que el 35% del año pasado) y el 22% de la soja (contra 16% del año anterior). En conclusión los productores vuelven a llegar a la cosecha con la mayor parte de su producción sin vender, incluyendo al maíz y al trigo, en los cuales es moneda corriente ya que el sistema de ROE restringe la presencia de exportdores en el mercado, y al saber estos de antemano cual es no solo el tope total de exportación, sino también cuanto les tocará individualmente, no hay razón para que los mismos pujen por precio.
Según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, al 20 de abril se había cosechado el 54% de la soja y el 46% del maíz a nivel nacional. Los rindes en ambos cultivos son inferiores a los del año pasado, pero no tan malos como se temía (14% menos de soja y 15% menos en maíz respecto al año pasado), con lo que se está manejando una proyección de producción de 49,2 mill.tt. de soja y de 50 mill.tt. de maíz.
Esto va dando al productor seguridad en el resultado físico de su producción, en un año que venía muy complicado, en el cual se sembró una superficie que podría haber arrojado 55 mill.tt. de soja y 24 mill.tt. de maíz, pero que el fenómeno Niña que se preveía ponía seriamente en duda. A mediados de enero nos preguntábamos si la producción de soja llegaría a los 45 mill.tt. y la de maíz a los 19 mill.tt. Esa incertidumbre y la posterior confirmac ión de que el cuadro no fue tan grave como podría haber sido, es uno de los elementos clave para comprender las perspectivas de precio.
Pero volviendo a la posición del productor actualmente, teniendo en cuanta las declaraciones de compra de exportadores al 13 de abril, y las de la industria al 2 de marzo, vemos que en promedio los productores Argentinos habían vendido el 53% de la cosecha de trigo (estimada en 15 mill.tt.), lo cual está en línea con el año pasado, el 39% del maíz (algo más adelantado que el 35% del año pasado) y el 22% de la soja (contra 16% del año anterior). En conclusión los productores vuelven a llegar a la cosecha con la mayor parte de su producción sin vender, incluyendo al maíz y al trigo, en los cuales es moneda corriente ya que el sistema de ROE restringe la presencia de exportdores en el mercado, y al saber estos de antemano cual es no solo el tope total de exportación, sino también cuanto les tocará individualmente, no hay razón para que los mismos pujen por precio.
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