Wednesday, April 08, 2009

La soberbia del matrimonio presidencial destruyó la actividad económica, paralizó la inversión y destrozó las ilusiones de millones de familias argentinas.


Cuando la presidente Cristina Fernández de Kirchner tuvo la mala idea de referirse a la soja como el “yuyito” y su marido la peor idea de enfrentarse a muerte con el campo, ambos cometieron el error de su vida. Un error que no sólo los destruyó políticamente, sino que, además, llevó la economía a la parálisis que hoy estamos viendo.

Tal vez, si hubiesen leído un pequeño texto escrito por Leonard Reed 50 años atrás y titulado “Yo, el lápiz” hubieran advertido que el camino que tomaban los conduciría al fracaso. En ese famoso ensayo, Leonard Reed explica todo el complejo sistema económico que tiene que funcionar para fabricar un simple lápiz de grafito. En principio, alguien tiene que dedicarse a la forestación para producir la madera que se utilizará para fabricar el lápiz.
Otro tendrá que elaborar las máquinas y herramientas para talar los árboles. Un tercero tendrá que generar los insumos para crear esas máquinas y herramientas: acero, caucho para los neumáticos y plástico, entre otros. Alguien deberá invertir en cemento para construir las rutas que permitan transportar, primero, la materia prima y, luego, el producto terminado.
También alguien deberá invertir para extraer el grafito. Para ello, tendrá que contratar mano de obra, instalar una fábrica y comprar equipos y herramientas. Otro deberá estar dispuesto a asignar capital para fabricar la pintura para terminar el lápiz. Nuevamente, fabricar la pintura exigirá contratar mano de obra, comprar productos químicos, transportarlos, empacarlos, comercializarlos y distribuirlos.
En síntesis, Reed demuestra que la producción de un simple lápiz de grafito requiere de infinidad de tareas, decisiones de inversión y creación de puestos de trabajo que nadie coordina. Simplemente, la gente va tomando decisiones en base a los precios que se pagan en el mercado por cada uno de los insumos necesarios para producir el lápiz y lleva adelante su tarea. En libertad y sin que ningún mandamás le esté pegando con un látigo para que produzca como si fuera un esclavo.
El mensaje de Leonard Reed en ese pequeño ensayo consistió en mostrar cuán complejo es el sistema de asignación de recursos. Al mismo tiempo, demostró cómo la capacidad de innovación y la libertad económica permiten ir compaginando todas las tareas hasta producir un simple lápiz de grafito, compaginación que ninguna mente humana podría, por sí sola, llevar a cabo, ni siquiera con la ayuda de la computadora más potente que pudiera existir.
Sin tener en cuenta estas enseñanzas, la soberbia de Néstor Kirchner lo llevó a creer que su subordinado Guillermo Moreno podía, por medio de la fuerza bruta, asignar los recursos productivos de acuerdo al capricho de su patrón. Fue así que, en lo que hace al sector agropecuario en particular, lo primero que hicieron fue meterse con la producción y comercialización de carne.
Consiguieron destruir la industria ganadera y, con ella, a una serie de actividades ligadas a la misma, lo que generó desocupación. A continuación, destrozaron la industria láctea y la producción de trigo. Vemos ahora que, de acuerdo a estimaciones privadas, la Argentina –el país de las vacas y el trigo– podría llegar sembrar menos trigo que 100 años atrás...........© www.economiaparatodos.com.ar

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