Saturday, June 30, 2012

Las trabas a las importaciones reducen la inversión y perjudican a los sectores productores


Sin lugar a duda, el tipo de cambio competitivo (dólar caro), que brindó protección a la industria sustituidora de importaciones y competitividad al sector externo, fue la principal característica del modelo post Convertibilidad. El aumento de la apertura económica fue la otra característica fundamental que tuvo originalmente el modelo.
 
Justamente, el aumento del nivel de apertura de la economía en un marco de tipo de cambio elevado fue la combinación que permitió que Argentina creciera al 8% anual entre 2003 y 2007.
 
El dólar caro permitía usufructuar los beneficios pero evitaba los costos de la apertura de la economía. Los beneficios provenían de la mayor competitividad que el tipo de cambio elevado brindaba para las exportaciones. Los costos se evitaban porque el tipo de cambio depreciado
actuaba como una barrera protectora para la industria, estimulando la creación de puestos de trabajo, el aumento de la masa salarial, el consumo y la demanda agregada. Así, el tipo de cambio elevado también fomentó la inversión y el crecimiento del mercado interno.
 
De acuerdo con nuestros cálculos econométricos, la apertura creciente de nuestra economía contribuyó con aproximadamente la mitad del crecimiento del período 2003/2007. En este sentido, nuestro nexo con el mundo se da exclusivamente por el canal real, ya que estamos
“descolgados” del mundo financiero.
 
Para la economía de Argentina el mundo se resume en dos palabras: soja y Brasil. La soja es cantidad y precio. Brasil es relevante por su demanda de exportaciones argentinas; especialmente las industriales. Argentina crece más cuantas más toneladas de soja se produzca, más elevado sea su precio internacional y mayor sea el crecimiento (las exportaciones) en (a) Brasil.
 
En 2003/2007 el grado de apertura de la economía creció 10 puntos porcentuales, pasando del 19% (2002) al 29% (2008), lo que permitió que la macroeconomía argentina usufructuara los beneficios de un a mayor cosecha, del aumento del precios de la soja y de las altas tasas de crecimiento de Brasil, que promedió 4.3% anual entre 2003 y 2008.
 
Paralelamente, el precio de la soja subió 140% en dólares y las exportaciones hacia Brasil aumentaron un 174%, permitiendo que la tasa de crecimiento del producto argentino promediara un 8% anual en el período.
 
Muchos economistas han llamado al impacto positivo de la soja y Brasil sobre la macroeconomía argentina “viento de cola”. De acuerdo con nuestro análisis, en 2012 / 2013 el escenario internacional seguiría siendo positivo y continuaría habiendo “viento de cola”; aunque más débil que en 2003/ 2008 y 2010 / 2011.
 
Puntualmente, el precio de la soja seguiría siendo bueno en lo que resta de 2012 y primera mitad de 2013 porque el dólar seguiría débil, lo cual fijaría un elevado “piso” para el precio internacional de la oleaginosa. Este elevado piso estaría reforzado por los factores climáticos, que afectarían negativamente los volúmenes de cosecha.
 
En números, más allá de la apreciación (20%) acontecida en los últimos 60 días, la moneda estadounidense sigue débil en los mercados internacionales. Puntualmente, en la actualidad el poder adquisitivo del dólar en términos de dólar australiano, franco suizo o el yen se ubica
entre 12 y 15 p.p. más débil que a mediados de 2010.
 
Si la comparación es contra el euro o la libra británica, la debilidad de la moneda estadounidense ha aumentado entre 2 y 4 puntos porcentuales en el mismo período. Es más, si consideramos que la recuperación del crédito y del nivel de la actividad económica no se consolida en USA, la probabilidad que la Reserva Federal ponga en práctica un Q3 crece, por lo que no habría que descartar que la debilidad del dólar aumentase y el precio de la soja subiese en el mediano plazo

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