Friday, June 29, 2012

La devaluación sería “pan para hoy y hambre para mañana” en términos de competitividad


La tonelada de soja llegó a tocar los US$ 550, cercano al record anual de US$ 553,2 del 30/04, aunque haya cerrado a US$ 540,5. En lo que va del mes los precios ya se incrementaron 9,4%. La especulación en el mercado es una cotización superando el record del 17/07/2008, cuando cotizó a US$ 558,9.
 
¿Qué significa eso para el productor argentino?
Muy oportuno un estudio de la consultora Economía & Regiones, en especial porque ha desarrollado, hace tiempo, el índice de competitividad precio efectivo del sector agropecuario exportador (ICOPESA E&R) con el propósito de medir la ganancia / deterioro de competitividad precio del sector agropecuario exportador. Para ese indicador se tienen en cuenta a los sectores productores y exportadores de aceite, poroto y harina de soja; aceite de girasol; trigo; maíz; carne y cuero.
La medición regular del índice muestra la evolución de la competitividad precio efectivo del sector agro exportador teniendo en cuenta la evolución de los precios de los commodities seleccionados, el tipo de cambio, los impuestos directos e indirectos, las retenciones a las exportaciones y los costos de producción.
En este marco, el ICOPESA de E&R permite cuantificar el impacto sobre la competitividad precio efectiva del sector agro exportador que tiene la fluctuaciones de los precios internacionales de las materia primas; las políticas de ingresos y redistributivas domésticas; la política cambiaria del BCRA y la inflación de costos.
Es decir, el ICOPESA permite aproximar el impacto que tendrá sobre la rentabilidad del sector agropecuario exportador un cambio de:
1) la política tributaria;
2) la política cambiaria;
3) el escenario y los precios internacionales de commodities;
4) las presiones inflacionarias y los costos de producción.
De acuerdo con nuestras estimaciones, teniendo en cuenta un tipo de cambio oficial de $ 4.75 por dólar en diciembre 2012 y una soja promedio de US$ 515 la tonelada durante este año, la competitividad precio efectiva del sector agropecuario exportador cerraría este año en 0.96, ubicándose 4 puntos porcentuales por debajo del nivel de salida de la Convertibilidad.
Por el contrario, con una soja promediando este año los US$ 465 por tonelada, la competitividad precio efectiva del sector agro exportador cerraría el año 23 puntos porcentuales por debajo del nivel de diciembre 2001.
El deterioro de la competitividad precio efectiva del sector agro exportador es resultado de que la inflación de costos de producción supera holgadamente la depreciación del tipo de cambio. De hecho, se observa que el actual buen precio de la soja ya no alcanza para sostener la competitividad precio del sector agro exportador.
En este sentido, hay que observar en forma conjunta las trayectorias temporales del precio de la soja (línea verde) y de la competitividad precio efectiva con una soja a US$ 515 de la línea bordó y azul.
En agosto 2008 el precio de la soja era similar al actual, pero la competitividad precio efectiva del sector agro exportador se ubicaba en torno a 1.15; es decir 20 puntos porcentuales por encima al su valor actual.
Del otro lado, a mediados de 2007; 2009 y 2010 los niveles de competitividad precio efectivo fueron similares al actual, pero con una soja mucho más baja que el de hoy en día.
En otras palabras, en la actualidad se necesitaría que la tonelada de soja cotizara US$ 650 de aquí a fin de año para que en diciembre 2012 se restituyera el nivel de competitividad precio efectivo (1.15) que se tenía en agosto 2008 con una soja a US$ 530.
Teniendo en cuenta que muy difícilmente el precio de la soja suba a los niveles (US$ 700/US$ 800 la tonelada) que el modelo necesita, lo más probable sería esperar que la competitividad precio del sector agro exportador continuara deteriorándose como resultado de la inflación de costos en el mediano y largo plazo.
De hecho, con el actual contexto inflacionario y de aumento de costos de producción ni siquiera una fuerte depreciación del tipo de cambio nominal sería una herramienta útil hoy para brindar competitividad al sector. Una devaluación sería “pan para hoy y hambre para mañana” en términos de competitividad.
En este sentido, una hipotética depreciación del tipo de cambio nominal a $ 5.95 por dólar en mayo 2012, que se mantuviera hasta fin de año, provocaría que en el momento de la devaluación, la competitividad precio efectivo saltaría de 1.05 a 1.39 y 1.35. Sin embargo el proceso de inflación de costos licúa ese beneficio rápidamente y hacia fin de año la competitividad cae a 1.21 y 0.98 en los escenarios de soja a US$ 515 y US$ 465; respectivamente.
En resumidas cuentas, al campo ya no le alcanza ni siquiera con buenos precios. Tampoco le sirve una devaluación, ya que sus efectos positivos serían de cortísimo plazo y se licuarían rápidamente. La inflación es la verdadera causa del deterioro de su competitividad precio efectivo. Tanto el campo como la salud macroeconómica argentina necesitan que se ataque el problema de la inflación.

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