Wednesday, August 24, 2011

De ganaderos a agricultores: La crisis de los productores vacunos argentinos


Un acelerado abandono de la ganadería ocurre en la Argentina, ya se sabe. La novedad es que el tema fue incluido en la más reciente newsletter que realizan entre la escuela de negocios Wharton y el sistema educativo Universia, de Santander. ¿Cambiaría un 2do. mandato de Cristina Fernández la increíble liquidación de cabezas que ha padecido el plantel vacuno argentino?

En San Miguel del Monte, Mario Cáceres, ganadero de quinta generación, nunca le ha pedido mucho a la vida. Para él, bastaba con ser un gaucho moderno que cuidaba de su rebaño, que hasta hace algunos años, sumaba 16.000 cabezas de ganado de la raza Angus, especie que ayudó a convertir al país en sinónimo de cortes deliciosos de carne.



Pero esa posición se ha visto afectada por la globalización, por la modernización y por la política del país. Al igual que otros cientos de ganaderos argentinos, Cáceres está dejando poco a poco la vida de vaquero —tal vez hasta su espíritu— para convertirse en productor de granos, sobre todo de soja, para atender la demanda cada vez mayor de compradores de alimentos de Asia, así como de fabricantes de biocombustibles de su país.

Después de 2007, año que marcó el auge del rebaño de Cáceres, el ganadero dedicó al cultivo de la soja y de otros granos la mitad de los 5.000 acres de sus dos haciendas, reduciendo hasta 130 cabezas su rebaño, un número simbólico que él dice conservar principalmente por razones sentimentales. Además de Cáceres, hay muchos otros en esa misma situación.



En el distrito de San Miguel del Monte, en la provincia de Buenos Aires, prácticamente todos sus vecinos del margen oriental de la Pampas también se han cambiado, en mayor o menor medida, al cultivo de la soja, maíz, girasol y trigo, dice Cáceres.

Se trata del microcosmo de una tendencia que se está extendiendo por Argentina. Según el Ministerio de Agricultura, el rebaño nacional disminuyó un 22% este año, pasando hasta 47 millones de cabezas respecto al pico registrado en 2007, cuando llegó a 58,7 millones, y la tendencia es de caída continua.



El total de Has. dedicado a la creación ganadera en algunas áreas de la provincia de Buenos Aires cayó a la mitad desde principios de los años 90, según Gustavo Duarte, un ingeniero agrónomo local que asesora a Cáceres y a otros hacendados orientándolos en los procedimientos de migración de la carne a los granos.

"Criar ganado nunca ha sido un negocio para mí. Era más un modo de vida, una filosofía, pero hoy en día ya no compensa", dice Cáceres que, cuando era niño, vestía un boina, pañuelo y chiripas para imitar a sus héroes gauchos.



Ahora, él ha cambiado el caballo y el lazo que antes usaba para inspeccionar las vallas de su propiedad por un vehículo 4X4, el medio de transporte ideal para inspeccionar cultivos inanimados. "El mundo cambia y hay que aceptarlo, o descubrir otras cosas que hacer", dice él. "La globalización nos afecta a todos".

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