Tuesday, September 19, 2006

En soja hay que analizar el ambiente
y nivelar para arriba

Elegir el cultivar más adecuado para cada ambiente nunca fue tan importante como en esta campaña. La variabilidad climática obliga a analizar en detalle las posibilidades de respuesta de cada material. SPS presentó novedades que rompen los techos de la región.

La 56º Exposición Rural de Chivilcoy fue sede la semana pasada de una jornada de capacitación “Puro Soja” organizada por importantisima semillera argentina. Del encuentro participaron el Ing. Héctor Baigorrí, asesor privado, el Ing. Luis Ventimiglia, del INTA 9 de Julio, y el Ing. Julio Mattia, de SPS Semillas.
En Chivilcoy, SPS presentó su nueva variedad de soja recomendada para la región Pampeana Norte. Se trata de la nueva SPS 3900, que en los ensayos de la Red Nacional de Cultivares de Soja 2005/06 (RECSO) quedó posicionada en el primer y segundo puesto, de acuerdo a la subregión, con rendimientos que superan en un 3 % la performance alcanzada por el testigo para los grupos de madurez (GM) III largo.
“La SPS 3900 agrega un nuevo escalón al rendimiento de la oleaginosa. Se trata de una variedad del grupo III largo que por su característica y ciclo puede competir muy bien con las variedades del grupo IV corto. Es resistente a glifosato y de crecimiento indeterminado. Tiene un gran porte y estabilidad, lo que la hace apta tanto para siembras de primera, de 30 a 35 plantas por m2, o de segunda, de 35 a 40 plantas por m2, en toda la región pampeana”, precisó Mattía.
La SPS 3900 viene a completar el paquete sojero de la semillera que desde la campaña pasada compite fuerte en el mercado de la oleaginosa. Con SPS 3900, SPS 3800, SP 4500 y SA 4900, la semillera mantiene una oferta de altísimo rendimiento y estabilidad comprobados en los ensayos oficiales realizados en cada una de las principales regiones durante las últimas campañas.

Elección y manejo de las variedades
Durante la charla, Héctor Baigorrí enfatizó que el ambiente se lleva el 80 % del éxito de la siembra de soja, y por lo tanto debe ser bien caracterizado. “Hay que obtener información del suelo, de la napa y del clima. Conociendo qué suelo tenemos, qué probabilidad de clima vamos a tener, y cuál es el estado de la napa, armamos una estrategia de fechas de siembra y grupo de madurez”, dijo el asesor.
El especialista recordó algunos conceptos que deben ser tenidos en cuenta para elaborar programas de siembra. Dijo que siempre es necesario considerar la variabilidad entre campañas de la relación del rendimiento con la fecha de siembra y la longitud de ciclo de los cultivares en uso. El rendimiento presenta una tendencia lineal y creciente con el adelanto de la fecha de siembra. Aquella en que se alcanza el mayor rendimiento se adelanta de sur a norte del país, en la medida que se incrementa el período libre de heladas.
Analizando para la región central la evolución del rendimiento en función de la fecha de siembra y diferentes situaciones hídricas, la relación es lineal y decreciente a tasa constante en ausencia de estrés hídrico durante todo el ciclo de cultivo. Debajo de esa tendencia potencial existen numerosas relaciones lineales y decrecientes, con menor rendimiento a mayor el estrés hídrico, cuando el mismo se presenta entre febrero y marzo. El rendimiento es menor cuanto más tardía es la ocurrencia del llenado de granos. La relación puede no ser lineal, cuando el estrés hídrico se presenta más temprano, en diciembre y enero, afectando más el llenado de granos de las fechas de siembra de octubre. En ese caso, puede alcanzarse la mayor productividad con cultivares de ciclo medio a largo en fechas de fines de noviembre.
En fechas tardías, la reducción de rendimiento puede ser superior a 30 kg/ha por cada día de atraso de la fecha de siembra, pudiendo alcanzar a 50 kg/ha/día o más cuando se combinan diferentes factores de estrés, como el hídrico, con heladas tempranas que afectan o interrumpen el llenado de granos.

Inocular en la línea
El Ing. Luis Ventimiglia, del INTA 9 de Julio, luego de recordar la importancia del fósforo y el azufre en la soja y su deficiencia cada vez más marcada por la extracción continua de nutrientes, centró su charla en el desarrollo del INTA 9 de Julio, del inoculante líquido para chorreado en la línea de siembra.
Ventimiglia comentó que el desarrollo comenzó como una técnica para facilitarle la tarea al productor. “La idea surgió hace unos años tras una encuesta. A la pregunta de porqué no inoculaban ya que su costo era bajo, la mayoría de los productores respondió que les resultaba un trabajo muy engorroso”, comentó el técnico. La experiencia arrancó con ensayos manuales y tras dos o tres años de experimentación vieron que la técnica daba resultado. Entonces, se desarrolló una máquina que se acopla a la sembradora y permite aplicar el inoculante líquido disuelto en agua junto a la semilla en el suelo directamente. “Además de la facilidad de aplicación, se logran unos 200 kilogramos más de soja por hectárea debido a un mejor inoculado”, argumentó el técnico. No cabe duda que los beneficios que logra el sistema se deben a una mayor cantidad de bacterias introducidas, que permiten fijar mayor cantidad de nitrógeno.

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