Tuesday, January 15, 2008

Dto de PRENSA

Alerta sobre las
consecuencias sociales
de la crisis ganadera
Desde Confederaciones Rurales Argentinas denunciamos que la matanza récord de vientres ya está trastornando directamente al tejido social del país.


Los 277 operarios despedidos por la industria frigorífica la semana pasada son sólo la punta de un iceberg; la crisis que se está generando en el sector de ganados y carnes está afectando no sólo a productores - para quienes resulta cada vez más difícil alcanzar una rentabilidad razonable- sino también a miles de trabajadores de la agroindustria que ven peligrar su actividad.

Además de los hombres y mujeres vinculados al sector que hoy sufren la terrible problemática por la que se está atravesando, -de continuar con esta política perversa y dañina para con la ganadería- los principales perjudicados serán los consumidores, puesto que la producción nacional no estará en condiciones de satisfacer la demanda interna.

No basta con controlar el precio, urge tomar una serie de medidas concretas para fomentar la producción y asegurar el abastecimiento interno en el mediano plazo
Según datos oficiales, en noviembre la faena vacuna llegó a 1.396.110 cabezas y marcó un nuevo máximo para la serie mensual que se inicia en 1990 (superando así el récord de agosto pasado).

Pero es importante resaltar que el crecimiento de la faena estuvo explicado totalmente por la mayor matanza de hembras. En noviembre esta situación se profundizó, ya que se llegó al segundo guarismo más alto del año (48,9%). Así, el período de liquidación de vientres pasó a acumular catorce meses ininterrumpidos.

En los primeros once meses de 2007 las hembras mantuvieron una participación de 47,2% sobre la faena total, estableciéndose como la cifra más alta para el período considerado desde 1990 hasta la actualidad.

Y la única forma de garantizar el abastecimiento es incentivando la ganadería. Si bien es cierto que el primer estímulo para la producción es el precio, de igual forma se puede mejorar la rentabilidad a través de una serie de beneficios que impacten sobre los costos.

Creemos que hay que tender a una modernización del consumo, dividir la res de acuerdo a las necesidades de la demanda y no dejar de exportar ni las menudencias, ni las vacas conserva, ni los cortes traseros de alto valor. Estos cortes exportados alientan la producción de carne y permiten garantizar un mayor abastecimiento de carne destinado al consumo masivo y popular.

Desde la conducción de CRA estamos convencidos que este tristemente celebre record de matanzas de vientres trae aparejado una menor producción de carne, desaparición de puestos de trabajo, y un achicamiento de la economía nacional.

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